
Ocelote
Leopardus pardalis

El ocelote en el Parc des Mamelles
El ocelote (Leopardus pardalis) es un felino salvaje originario de América Central y del Sur, presente desde México hasta Argentina. Vive en selvas tropicales, bosques densos y, a veces, sabanas arboladas. Es un animal solitario, ágil y feroz, al que le gustan los ambientes en los que puede esconderse fácilmente.
La especie está clasificada como de preocupación menor (LC) por la UICN, pero sus poblaciones están disminuyendo en algunas áreas debido a la deforestación y la fragmentación del hábitat. La caza ilegal de su pelaje también contribuyó a su rareza, antes de que las leyes de protección permitieran su lenta recuperación.
El ocelote es un depredador nocturno y territorial. Caza al acecho, aprovechando su excepcional camuflaje para acercarse silenciosamente a sus presas: roedores, aves, reptiles y pequeños mamíferos. Su aguda vista y su agudo oído lo convierten en un cazador temible. Excelente escalador y nadador, se mueve con facilidad entre árboles y pozos de agua del bosque.
Este felino mide entre 70 cm y 1 metro y pesa hasta 15 kg. Su pelaje de color beige dorado cubierto de manchas y rosetas negras varía de una región a otra y ofrece un camuflaje perfecto bajo la vegetación. Su belleza y su mirada intensa lo convierten en uno de los felinos más admirados de América Latina.
En el zoológico de Guadalupe, el ocelote es uno de los mamíferos más apreciados por el público. En particular, se asocia con el jaguar, con el que comparte ciertos comportamientos, aunque de tamaño mucho más pequeño.














Quelques anecdotes

Un encantador llamado Gringo
El ocelote del zoológico de Guadalupe se llama Gringo. Es un verdadero decano, con un carácter dulce y curioso. A lo largo de los años, Gringo se ha convertido en el favorito secreto del equipo, siempre observado con ternura mientras duerme una siesta al sol.

Un felino que maúlla, silba y gruñe
Al contrario de lo que podría pensarse, el ocelote no ruge. Susurra, silba o gruñe para comunicarse. Estos sonidos sorprendentes a veces recuerdan a los de un gato doméstico... ¡pero con un acento muy salvaje!
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