
Paloma torcaz
Columba palumbus

La paloma torcaz, la gran viajera de los bosques
La paloma torcaz (Columba palumbus) es la paloma salvaje más grande presente en Europa y en algunas regiones del Caribe. Se la puede reconocer por su cuerpo macizo, su pecho violáceo, su cuello marcado por dos pequeñas manchas blancas y sus alas anchas. Su vuelo es potente y puede transportar al ave a largas distancias.
La especie está clasificada como de menor preocupación (LC) por la UICN. Las poblaciones permanecen estables en general, incluso si algunos sectores experimentan fuertes variaciones en función de la disponibilidad de alimentos y los movimientos migratorios. La paloma torcaz frecuenta bosques, bordes boscosos, áreas agrícolas y grandes parques.
El ave se alimenta principalmente de semillas, brotes jóvenes, hojas, frutos pequeños y bellotas. En algunas zonas, complementa su dieta con bayas silvestres o plantas cultivadas. El árbol leñoso pasa gran parte del día en el suelo para alimentarse, y luego regresa a los árboles para descansar o posarse de manera segura.
En el zoológico de Guadalupe, puedes observar la paloma torcaz al final del recorrido, por debajo del espacio de Monos de Ateles.














Quelques anecdotes

Un vuelo ruidoso... muy útil
El paloma torcaz sale volando con un aleteo muy sonoro. Este ruido no se debe al azar: ayuda a advertir a otras palomas de un peligro potencial. Esta señal de alerta se utiliza tanto contra los depredadores terrestres como contra determinadas aves rapaces.

Un nido sencillo pero eficaz
A diferencia de otras aves, las palomas torcaces construyen un nido muy minimalista: una pequeña plataforma de ramitas que a veces es apenas opaca. A pesar de su aspecto frágil, este nido se sostiene sorprendentemente bien y puede albergar dos huevos. Los padres se turnan para incubar y alimentar a las crías.
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